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"Hay inculcar desde niños que la violencia no resuelve nada"

Actualizado: 22 jul 2022

Lucía Vargas deja el cargo de presidenta de la Asociación Palentina de Ayuda a las Víctimas de Acoso Laboral y Escolar (Pavía), que fundó hace una década y cuenta con 280 socios


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Risueña, vitalista y vehemente, la palentina Lucía Vargas deja el cargo de presidenta de la Asociación Palentina de Ayuda a las Víctimas de Acoso Laboral y Escolar (Pavía), que fundó hace una década y cuenta con 280 socios, compatibilizando esta tarea de voluntariado con la de trabajadora social especializada en psiquiatría en los complejos hospitalarios de San Juan de Dios, San Telmo y la Unidad Mental de San Miguel en la capital. Pese a llevar ya un tiempo jubilada, seguirá colaborando en la trastienda y cede el testigo a la savia nueva que encabeza Erika Rascón, profesional informática experta en redes sociales.

Tras diez años de trabajo desde que se constituyó la asociación, ¿qué balance puede realizar?

Me he movido mucho por el ámbito sanitario y detecté que había casos de acoso que se miraban de una manera especial y en muchas de las ocasiones no se creía al paciente que afirmaba que lo estaba sufriendo y se ponía en duda lo que decía o exponía. Este campo no lo había tocado nadie y, quien debía hacer frente a ello, que eran sobre todo sindicatos e inspecciones de trabajo, no lo estaban haciendo. Empezamos en el ámbito escolar pero vimos que las víctimas que estaban sufriendo un acoso mayor procedían del entorno laboral. En las dos modalidades hemos abordado cerca de 400 casos en diez años con una docena de voluntarios entre trabajadores sociales, abogados, psicólogos, psiquiatras y psicopedagogos.


El pasado jueves se celebró el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar que incluye el ciberacoso. ¿Hay suficiente conciencia del problema entre educadores, padres y la sociedad en general?


Las campañas de sensibilización que se han hecho a lo largo de los años están empezando a dar fruto y estos casos no nos llegan a la asociación, se paran en los centros de enseñanza o en otras instituciones. Se sobreentiende que se está dando una respuesta más o menos adecuada. El problema radica en que, si no se corrige a este tipo de acosador, en el futuro su conducta se puede trasladar al ámbito laboral o el doméstico. Si no se para a tiempo el que un chico a una chica joven vean en la violencia un mecanismo habitual para resolver una situación de conflicto, tratarán de repetirla. Lógicamente, así será si llegan a mayores y nadie les ha sancionado o reeducado para variar su actitud. Así, entenderán que es válido al estar casados o con pareja que riñan a unos niveles un tanto excepcionales o lleguen a la agresión y en el ámbito laboral ocurra lo mismo. Por ello, desde la niñez hay que inculcar que una actitud violenta no resuelve nada.



El acoso lo suele ocultar quien lo padece. ¿Existen mecanismos de apoyo, normativas y regulaciones que deriven en sanciones para reparar el daño causado a las víctimas?


En estos momentos, las instituciones educativas tienen unos protocolos de intervención muy estrictos y muy interesantes, pero a nivel personal creo que para que sean creíbles y efectivos detrás debe haber personas. Hay palabras muy bonitas plasmadas en un papel pero después hay que materializarlas con hechos y en los colegios normalmente se ocultan las situaciones de acoso. Tienen miedo a exponerlas cuando si se les da visibilidad se pueden solucionar. No parece lógico entonces dejar el problema debajo de la alfombra porque tenderá a aumentar, se cronificará y la situación acabará saliendo por peteneras.

¿Qué pautas a seguir recomendáis a las familias y personas afectadas por acoso que se han dirigido a vuestra asociación?


En la Asociación Pavía tenemos dos líneas de intervención claras, la línea jurídica y la sicológica. Si nos viene un caso, desde el ámbito del trabajo social se estudia y analiza todas las circunstancias y hay entrevistas con los testigos, con profesores y la dirección del centro si es acoso escolar. Cuando está todo visto se puede optar por la atención psicológica o la actuación jurídica que llevan a cabo nuestros psicólogos y abogados e intentamos que los tribunales sean el última recurso a utilizar. A este nivel es muy complicado demostrar el acoso, pese a que acaba siendo como un martilleo constante y y, lamentablemente, se producen demasiados suicidios.


Internet y las redes sociales han acrecentado un problema difícil de erradicar. ¿Es el ciberacoso donde las autoridades competentes deben estar más vigilantes?


Claro, y sobre todo entre los más jóvenes porque las personas adultas percibe que si acosan en las redes hay más posibilidades de ser detectadas y castigadas. A edades tempranas se piensa que hay anonimato y que puedes expresar lo que quieras de forma libre. En los whassap que se envían chicos y chicas unos a otros he leído auténticas burradas, no se educa al respecto y piensan que no habrá sanciones y una respuesta jurídica. Existen muy pocas leyes con respecto a los delitos cibernéticos de este tipo y hay que actualizarlas y adaptarlas a la realidad.


¿La dirección y el profesorado hacen una labor preventiva y formativa para tratar de erradicar el acoso en las aulas?


Los profesores tienen suficiente información al respecto pero muy pocas herramientas y pautas de intervención. Creo que aplicar el sentido común es lo mejor y sobre todo la implicación personal. Ahora hay una ratio de 15-20 alumnos por clase y después de nueves meses de curso se puede distinguir a los que son más tímidos e inseguros de los más dicharacheros y los que tienen más capacidad de liderazgo. Si no se atiende este aspecto para prevenir un acoso o se mira para otro lado es mejor dedicarse a otra cosa. Y los padres son claves también, observando cualquier cambio de ánimo o si sus hijos antes acudían al colegio con alegría y de repente notan algo raro y ocurre lo contrario.


¿Han aumentados los casos de acoso laboral derivados de la precariedad que causa la crisis sanitaria?


No solo en Palencia, ya que nuestro ámbito es nacional, vemos que al existir una crisis económica se incrementan. Hay malos empresarios que piensan que acosando a un trabajador van a quitárselo de encima y que al destruirles psicológicamente se acabarán marchando de forma voluntaria sin tener que pagar un despido. La pandemia ha frenado un tanto nuestra actividad, pero es fácil que nos lleguen pronto personas que sufren estas situaciones indeseadas.

 
 
 

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